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Ángeles Mora
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Por Administrador Publicado en Autores, Principales en 25 mayo, 2019 0 Comentarios
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Todo el texto que sigue ha sido redactado por Inmaculada Valero Álvarez, alumna del Grado en Filología Hispánica de la UGR

Biografía

La poeta Ángeles Mora nació en 1952 en Rute (Córdoba) donde pasó su infancia y adolescencia. Sin embargo, a comienzos de los ochenta marcha a Granada para estudiar Filología Hispánica, cuya licenciatura adquiere años después y, recientemente, es en esta ciudad donde reside y donde su desarrollo poético es mayor. Precisamente fue en la Universidad de Granada donde coincidió y conoció a los autores de La otra sentimentalidad y a Juan Carlos Rodríguez, su “compañero de vida”.

Su primer libro de poemas fue Pensando que el camino iba derecho, publicado en Granada en 1982 y al que sigue su segundo libro La canción del olvido de 1985. Estos libros suponen su producción más joven pero donde encontramos ya la huella del culturalismo y de la tradición.

En 1990 van a coincidir dos poemarios de Ángeles Mora, por un lado encontramos La dama errante y, por otro, La guerra de los treinta años, que fue galardonado con el premio Rafael Alberti. El título de este último libro supone una ambigüedad, pues la propia Ángeles indica que remite tanto al conflicto bélico-histórico que tuvo lugar en Europa en el siglo XVII como a la guerra contra uno mismo y contra la edad.

Tras estas publicaciones, vamos a encontrar la primera Antología poética (1982- 1985) de Ángeles Mora, edición de Luis Muñoz, publicada en la colección Maillot Amarillo en la Granada de 1995. Posteriormente las obras que vieron la luz fueron Cámara subjetiva (1996) y Caligrafía de ayer (2000).

Su segunda antología ¿Las mujeres son mágicas?, aparece en el año 2000 dentro de la Colección Cuatro Estaciones de Lucena y cuyo prólogo, realizado por Miguel Ángel García, expone los materiales que Ángeles Mora emplea para la elaboración de sus poemas.

En 2001 publica Contradicciones, pájaros, libro que se considera fundamental en la poética de Ángeles Mora y que alcanzó tal importancia que incluso fue traducido al italiano bajo el título Contraddizioni, ucelli en 2005. El prólogo de este libro fue realizado por Juan Carlos Rodríguez (catedrático, ensayista y experto en literatura española contemporánea) el cual caracterizó la escritura de Ángeles Mora como “una escritura nómada”.

A la producción poética de Ángeles Mora se han unido, por el momento, sus publicaciones más recientes que son, por un lado, Bajo la alfombra (2008) poemario donde la poesía es la encargada de nombrar aquellas cuestiones con las que nadie se atreve a intimar y, por otro, Ficciones para una autobiografía (2015) que ha sido Premio Nacional de Literatura y Premio de la Crítica de Poesía. Este libro resulta ser para Ángeles Mora una autobiografía “fingida” y en el que recupera sus grandes temas como la memoria y el olvido, la condición femenina y la evaluación de la historia, entre otros.

Más allá de su gran actividad poética, desarrolla también una gran labor y actividad humana, siendo presidenta de la Asociación de Mujer y Literatura Verso Libre y miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada.

Poética

La dificultad para clasificar la poética de Ángeles Mora dentro de un movimiento estético o literario concreto se debe a la voz propia de su poesía, que está construida a través de una conciencia de sí inestable.

La poesía la realizaban los hombres para las mujeres, pues ellos poseían ambas cosas, por ello tanto Ángeles como sus compañeras han tenido que marcar una doble distancia a la hora de escribir, rompiendo consigo mismas y con el tópico de poesía cursi. Una de las bases de su poética radica en la conciencia de ser mujer, empleando para sus poemas palabras cotidianas y sencillas, pero que sea sencilla no quiere decir que su poética sea fácil o de baja calidad, sino que la verdad del poema se encuentra inmersa en esa cotidianidad.

Asimismo su poesía está plagada de referencias culturales: cinematográficas, que observamos en títulos de sus poemas como “Casablanca”; musicales, por lo que no es casual que se haya publicado Ángeles Mora. Canciones inaudibles (2018) donde poesía y música forman un todo; históricas y literarias. De hecho, en su primer libro de poemas Pensando que el camino iba derecho, Ángeles realiza un recorrido por la tradición poética española pero llevándola a su terreno, y esto lo podemos observar ya desde su título que corresponde con un verso de Garcilaso de la Vega. Por otro lado, como bien comenta Luis Muñoz (1995) en el prólogo realizado a este libro, se trata de un poemario de corte clásico donde el mundo se encuentra inmerso en un torbellino de emociones. Es un poemario cargado de musicalidad, erotismo y amor, el cual presenta una dualidad pues expresa tanto tristeza como júbilo, es decir, el amor es el responsable de su existencia pero también de su sufrir. El poético nos muestra la “imagen de una mujer deshabitada” que arrastra la carga de las mujeres oprimidas en la historia.

Uno de los poemarios más apreciados por la autora es La canción del olvido, su segundo libro y con el que rompe, a través de un lenguaje cotidiano y empleando la ironía, con la ideología de la mujer condenada a la eterna espera. Ángeles rechaza el modelo de mujer reproducido en la historia y en la literatura, por lo que aquí vamos a encontrar poemas en los que la mujer ocupa un papel principal. Asistimos, por tanto, a un diálogo consigo misma a través de la segunda persona donde la autora parece contarnos, mediante una sucesión de imágenes, historias centradas en el amor y en el olvido. Estos dos aspectos, que podrían considerarse antepuestos, aquí se relacionan amistosamente pues el olvido no se presenta como una condena sino de fortaleza. El amor por su parte va ligado a la historia y representa el intento de transformarla. Ángeles Mora (2018), además, ha declarado sobre este libro lo siguiente:

Creo que éste es uno de los libros que he escrito con mayor pasión. En aquel tiempo tenía mucha necesidad de comprender, de analizar mi propia educación sentimental. Tenía necesidad de “construirme”, de alguna manera, como una “mujer otra” en el poema y en la cotidianidad. (p. 7)

Si bien el amor está unido a la historia, ella va a llevar a cabo un acercamiento para analizar las diferentes visiones que se han dado de él a lo largo del tiempo, y esto lo vamos a ver con mayor precisión en La guerra de los treinta años. Es la historia de un naufragio donde la escritura funciona como refugio ante la derrota amorosa pero también sirve de impulso a la lucha colectiva, pues la libertad y el amor van de la mano En consecuencia, el sujeto poético va a emprender una huida o una evolución desde “La chica de la maleta” que continuará en su siguiente poemario La dama errante, donde esa “ave solitaria”, que es el poético, intentará conocerse a sí misma y comprender su relación con el mundo.

Por tanto, su poesía se puede entender como un peregrinaje sin rumbo (Varela- Portas, 2003) llegando así a las bases que establece Juan Carlos Rodríguez (2001) sobre su poética, que estaría asentada en la búsqueda de un relacional y en la escritura nómada. Con un relacional el catedrático se refiere a la condición del no como un atisbo aislado e independiente, sino en continua relación, y esto adquiere especial sentido teniendo en cuenta la exclusión a la que ha estado sometido el sujeto femenino. Es precisamente esta marca del relacional de Ángeles Mora la que lleva a Juan Carlos Rodríguez a hablar de su poética como una escritura nómada. El nómada es aquel que busca un sitio fijo en el que establecerse, el problema es que vivimos en un mundo mercantilizado donde no existe un lugar fijo, todo gira alrededor del capital y lo demás queda en el aire. A pesar de esto, el dinero tampoco es algo estable, por tanto somos nómadas pero condenados a mantenernos en el mismo espacio, pues somos frutos de un sistema contradictorio.

En base a estas refutaciones se articula el poemario Contradicciones, pájaros, donde Ángeles intenta salvar estas contradicciones a través de la propia escritura. Este libro está dividido en cuatro partes, precedidas por un poema introductorio titulado “El inferno está en mí”, y en ellas se lleva a cabo la búsqueda del a través del propio poema pero también se reflexiona sobre el sujeto relacional, la soledad, la muerte del lenguaje, la mudez y el nomadismo.

Contradicciones, pájaros actúa como hilo conductor hacia Bajo la alfombra, donde Ángeles Mora retoma la idea del nómada que cree borrar sus huellas y su identidad en el desierto, sin embargo “Parece que escapamos, borramos nuestras huellas, / humo deshilachado en el silencio. / Pero estamos aquí, sujetos, / siguiendo rutas invisibles, / precisas/ (…). Ni perdidos ni a salvo. / Violentamente suspendidos/ en el sordo fluir de nuestros miedos” (Mora, 2008, p. 39). Es un libro de búsqueda, cuestionamiento y reflexión tanto de la propia identidad como de sus sentimientos, pero quizá la guinda de este poemario radica en la ruptura de distancias entre lo público y lo privado pues objetiva su voz poética, consiguiendo así que el lector se sienta identificado. El lenguaje va más allá de lo esperado, ya que la voz poética no comprende el mundo y busca respuestas a través del poema, el cual se construye a partir de una página en blanco con el motor de las palabras: “En lo que callan/ me hablan. / Escribir es niebla. / Para mí quiero/ todas las palabras. / Cuando escribo me escriben. / En su tela me enredo” (Mora, 2008, p. 12).

Todas estas características poéticas a las que he hecho referencia van a cristalizar en el que es, por ahora, su último poemario Ficciones para una autobiografía. Aquí, el poético y el ficcional se van a cristalizar en uno, sin embargo, a pesar de que se trate de una “autobiografía” no hay un intento de contar su vida, sino que se trata de una elaboración poética. Esta autobiografía es una ficción literaria que le sirve a la autora como espacio de conocimiento pero también como reconocimiento de la ficcionalidad que reside en toda clase de escritura pues, como bien comentaba Luis García Montero (1983) en el manifiesto de “La otra sentimentalidad”, la poesía es una mentira en el sentido verosímil; la poesía se ha entendido siempre como el espacio de un yo auténtico que le cuenta al lector su intimidad, sin embargo, la poesía también es un artificio. Ángeles va a reconstruir su pasado a través de la memoria, de sus propios recuerdos y los recuerdos de sus allegados, por lo que vamos a encontrar poemas en los que nos cuenta su propio nacimiento “Nací una noche vieja/ del frío diciembre” (Mora, 2015, p.11) pero también poemas en los que nos va a hablar de su presente, del sujeto femenino y de la propia poesía.


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