En términos generales, el antecedente más notorio de este proyecto es el fenómeno de las editoriales cartoneras, nacido en Argentina durante la crisis llamada del corralito en 2001. Como explica Ksenija Bilbija, «[s]u objetivo era ‘apropiarse del libro como arma contra las injusticias del capitalismo salvaje. Conseguir que los libros den trabajo a cinco muchachos cartoneros, convertidos en montadores de libros. […]'», es decir revalorizar el trabajo humano, así como recursos –los cartones encontrados en los basurales de la ciudad de Buenos Aires que el sistema había desechado por improductivos. En un contexto de crisis total en Argentina, tres escritores decidieron hacer sobrevivir la literatura en una economía en ruinas comprando cartón a los vagabundos que sólo podían sobrevivir recogiéndolo de la calle. Decidieron comprarlo a un precio superior al que les ofrecían las fábricas de papel, es decir a un precio justo, y fabricar libros con ese cartón. Al mismo tiempo, pidieron a autores consagrados y no consagrados que les cedieran sus textos de forma gratuita y con copyleft, para que el fenómeno pudiera extenderse como un virus o, en términos actuales, viralizarse. Se hicieron con algunas fotocopiadoras y reunieron a los propios cartoneros y a jóvenes sin futuro de las Villas Miseria para fabricar libros que después venderían por toda la ciudad de Buenos Aires. Así, se ofrecía una oportunidad a quien lo había perdido, a la par que se fomentaba la lectura y se reciclaba cartón. De entre las últimas acciones de Eloisa Cartonera caben destacar los talleres que se organizan en febrero de 2019 en colaboración con el Museo Reina Sofía mediante el proyecto Sueños de Cartón.
En el proyecto que aquí proponemos, reproducimos las condiciones materiales y tecnológicas del proyecto cartonero original, dentro de un contexto socioeconómico diferente y con unos objetivos diferentes, que se insertan dentro del ámbito universitario y de la educación secundaria.
Pinchando en este enlace se puede acceder a la web de Eloísa Cartonera.
