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Federico García Lorca
El público
Por Administrador Publicado en Autores, Principales en 25 mayo, 2019 0 Comentarios
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Reflexión crítica de la poética de Lorca.

Yo soy un gran romántico, y éste es mi mayor orgullo. En un siglo de zepelines y de muertes estúpidas, yo sollozo ante mi piano soñando en la bruma haendeliana” Federico García Lorca, carta a Adriano del Valle

Federico García Lorca (Granada 1898-1936) fue un escritor que revolucionó las letras españolas y alcanzó fama internacional, reconociéndose su teatro como uno de los más importantes en el mundo hispánico. Pero también fue el poeta de Granada, quien dio a conocer a todos la ilustre historia de Mariana Pineda y cantó a los paisajes granadinos en los que pasó su infancia. Aún cuando sus temas no estaban relacionados con Granada, o ni siquiera con España, Lorca siempre tuvo ese “sentimiento íntimo” que lo hacía un hombre de su tiempo y de su país. En su región buscó aquella inspiración poética que le serviría para reflejar sus reflexiones interiores sobre la muerte, el amor y la libertad. Son estas reflexiones las que convierten a su obra en objeto de interés universal. De cada personaje, de cada figura, por más pintoresco que pudiese parecer, el escritor extraía aquello que estaba en su esencia y en la de todos los hombres: exploraba sus pasiones y sus miedos que, en última instancia, son común a todos.

Esta breve crítica se centrará principalmente en su poesía y en su teatro. Con respecto a la poesía, luego de su etapa juvenil se encuentran en sus obras dos tendencias principales: el neopopularismo y el surrealismo, en las cuales también se pueden enmarcar algunas de sus obras dramáticas. Se prefiere hablar de tendencias y no de etapas porque las renovaciones estilísticas de Lorca muchas veces están marcadas por la reutilización y el desarrollo más profundo de recursos que ya habían sido utilizados. Además, una división cronológica no sería tan acertada, ya que suele pulir sus diferentes estilos en lugar de desecharlos.

Su teatro puede ser divido en teatro posible y teatro imposible o irrepresentable. Dentro del teatro posible encontramos la trilogía (Bodas de sangre, Yerma, La Casa de Bernarda Alba) y otras obras como Doña Rosita la soltera La zapatera prodigiosa. En el teatro imposible se ubican solo tres obras: El público, La comedia sin título y Así que pasen cinco años.

Sus primeras poesías fueron reladas en Libro de poemas, publicado un año después del fracaso de su primer drama El maleficio de la mariposa. Se puede observar el proceso de aprendizaje poético de Lorca durante su juventud. Por un lado, posee influencia de Rubén Darío y el modernismo, pero también de las canciones populares que conocía de niño. Esto refleja apenas el principio de lo que será uno de los grandes proyectos estéticos lorquianos: la síntesis entre las nuevas tendencias estilísticas con el uso de los elementos populares de la poesía española, mayormente andaluza. En este caso, el tema central son los paisajes granadinos, en los que el poeta encuentra su identidad y sus raíces, pero, al estilo panteísta de los románticos, la naturaleza siempre es explorada minuciosamente, siendo símbolo de algo más, como las inquietudes interiores del “yo” lírico. Ya tenemos a ese sujeto lorquiano cuya interioridad está sumergida en un conflicto interno entre el deseo y la conciencia, lo que le genera debates internos y amargura:

¡Mi corazón es una mariposa,
niños buenos del prado!,
que presa por la araña gris del tiempo
tiene el polen fatal del desengaño.

En este fragmento de “Balada triste” el “yo” lírico se dirige a unos niños que, como sabremos más adelante, cantan en el prado. La imagen nostálgica de la infancia como época de inocencia (propia de los románticos) contrasta con los sentimientos del “yo” lírico, que ha sido presa del tiempo y sucumbe ante un estado de ánimo melancólico. Esta construcción idílica de la infancia se mantendrá en obras posteriores del poeta, como Poeta en Nueva York; allí propone la vuelta a la infancia como único consuelo ante la fragmentación del ser en el mundo moderno.

La fatalidad asociada al paso del tiempo será algo constante en la obra de Lorca, no solo en la poesía, sino también en su teatro: en el cuadro segundo de El público la escenografía está indicada como “ruinas romanas”, paisaje también ampliamente explorado por los románticos para mostrar la efimeridad del hombre y sus creaciones, no es de extrañar que lo coloque de fondo en una obra en la que reflexiona sobre el amor y las relaciones humanas. En Así que pasen cinco años, el paso del tiempo es un tema crucial incluso desde el título. En el final uno de los personajes afirma que “no hay que esperar. Hay que vivir” pero para el joven protagonista ya es tarde, muere en el momento en el que el reloj da las doce. Y la obra termina así, con el sonido de un reloj que representa el tiempo y, en última instancia, la muerte.

La muerte es otro tema que va a estar presente en muchas de las obras del poeta granadino. En el Poemas del cante jondo encontramos poemas como “Muerte en la Petenera” o “Puñales” y en Poeta en Nueva York “Danza de la muerte” y “Asesinato”. Al igual que en su trilogía de tragedias, la muerte suele mostrarse como un hecho violento e inevitable. Al igual que en el teatro griego, parece que la mayor tragedia del hombre es morir y sin embargo, no puede evitarlo, lo que lo convierte en un sujeto trágico que trata de escapar en vano de su inevitable destino. Y debido a esto siente una angustia constante de la que no logra escapar, al igual que tampoco lo hacen las obras de Lorca.

Luego de su etapa juvenil, el poeta comienza a ahondar en una tendencia de estilo neopopular. Para lo cual va a ser fundamental la influencia que recibe de Manuel de Falla, uno de los principales músicos de la cultura española. En él encontrará un afán de síntesis, de depuración formal aplicada a la tradición popular, en la búsqueda de una estética moderna. Es entonces cuando nos encontramos con el primer proyecto que plantea Lorca desde su madurez: Poemas del cante jondo, donde utiliza elementos de estos cantos populares andaluces y los pone al servicio de la renovación poética que quería realizarse en la poesía española para superar el modernismo.

El cante jondo es un canto popular que fusiona los elementos musicales que trajeron los gitanos de Arabia en el siglo XV con elementos musicales de Andalucía. El afán de Lorca es fijarse en lo local para hacerlo universal, con lo cual se supera el pintoresquismo, buscando en lo popular lo más profundo. Sin embargo, el uso de lo popular no significa una ruptura con lo culto, sino, una fusión de lo culto con lo popular para recrear un nuevo estilo literario.

Frente a Libro de poemas, se observa una mayor sobriedad estilística y sentimental. Claro indicio de esto es el uso de la tercera persona en lugar de la primera. Busca la exactitud, la brevedad y un mayor contenido a través de ciertas imágenes sensoriales que son propias del paisaje andaluz como lo es el yermo en el arado.

Donde este proyecto de síntesis de lo culto y lo popular logra su mayor plenitud es en el Romancero gitano. El libro utiliza la lírica tradicional de la poesía española (el romancero y sus versos octosílabos), pero está en profunda sintonía con su tiempo a través de un uso moderno de la imagen que ya adelanta su próxima poética de vanguardia. Realiza una mezcla del léxico popular con el uso vanguardista de la metáfora, de manera que conjuga la reivindicación de un lenguaje regional, de una búsqueda de la poesía en sus orígenes, con la búsqueda de un uso simbólico del lenguaje que sorprenda al lector.

No es solo en su poesía donde se plasman elementos populares. En obras como Bodas de Sangre se insertan cantos populares dentro de la representación y se quieren evocar valores de una cultura que no es la urbana y racionalista: en la obra los personajes parecen estar vinculados a la tierra, a la naturaleza y a su familia, de una forma más íntima. En Bodas de sangre el personaje de Leonardo, refiriéndose al acto de huida con la novia dice:

Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.

En este diálogo, se reivindica la existencia de un amor carnal, del deseo físico, representado mediante los pechos y las trenzas de la novia, y se sostiene que estos deseos íntimas que no pueden ser remedidas por instituciones sociales (como el matrimonio) porque están determinadas en la esencia del hombre, en su destino, representado por la tierra. Hay una conexión primigenia de los deseos de Leonardo y la naturaleza.

Si bien da a conocer cierta región y ciertas costumbres, no siempre la reivindica. En la obra citada hay una visión negativa de los matrimonios arreglados. En La Casa de Bernarda Alba y la crítica es dirigida a la represión de la mujer y al machismo que predomina en la sociedad patriarcal representada (y, en última instancia de las sociedades en general). En si bien se aleja un poco del retrato andaluz, se acerca aún más que en las tragedias anteriores al mundo de las pasiones griegas o shakespearianas: Yerma, la protagonista que aprieta la garganta de su esposo al matarle, no por celos, sino de rabia por estar condenada a un matrimonio en el que nunca podrá cumplir sus deseos (tener un hijo). ¿Cómo hubiese reaccionado el público isabelino si Otelo fuese mujer? Tal vez igual de escandalizado que el público de Lorca.

Esta violencia se desencadena en un mundo donde las pasiones son repremidas. Al alejarse de la razón, vemos como se desencadenan imágenes con un lenguaje más cercano al de los sueños. Pero, ¿con qué fin? Si los símbolos del están destinos a sorprender al lector mostrando la majestuosidad del paisaje, las imágenes de este nuevo libro quieren impresionar al destinatario y mostrar lo el ritmo de la vida moderna y su capacidad abrumadora:

Una tercera tendencia estilística, muy diferente, la podemos encontrar tras su estancia en Nueva York, donde Lorca padece una crisis estética y personal que hará que su estilo dé un gran giro, que desembocará en la emblemática obra Poeta en Nueva York. En plena vanguardia, es un libro que no puede entenderse sin el estímulo surrealista, siendo el objetivo del surrealismo, buscar una realidad más alta, rechazando así la vigilancia de la razón y la represión de los deseos. Esta rebeldía se refleja en el estilo: ya no tenemos los versos medidos como en el …sino que hay un intento por romper las reglas métricas:

Con una cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.
“Oda al rey Harlem”

Con respecto al tema, este libro muestra una reflexión sobre el yo poético, es decir, sobre el sujeto quebrado de la modernidad se ha perdido a sí mismo y a su esencia en las grandes metrópolis, y la única forma de remediarlo, como ya se mencionó, es la vuelta a la infancia. Por otro lado, encontramos el tema de la experiencia de la ciudad, ya que, al llegar a Nueva York, esto le supuso un impacto absoluto y quiso plasmar en sus poemas ese ritmo de las grandes ciudades como un signo de vitalidad y alegría, pero también de abrumación:

¡La luna! Los policías. ¡Las sirenas de los transatlánticos!
Fachadas de crin, de humo; anémonas, guantes de goma.
Todo está roto por la noche,
abierta de piernas sobre las terrazas
“Paisaje de la multitud que orina”

Lorca propone que ese espacio urbano de la modernidad ya no es un espacio de fascinación superficial, sino que se convierte en el símbolo dominado por engranajes y por una serie de relaciones sociales descarnadas.

Otra obra marcadamente surrealista es El público. Este drama tiene claros elementos oníricos, como la presencia de los caballos que hablan y de los trajes que se mueven buscando a sus dueños. También el lenguaje es marcadamente simbólico, requiere un esfuerzo por parte del público para entenderlo. Además, los surrealistas proponían despertar al hombre de su dominación inconsciente, de la represión de sus pasiones. Toda esta obra es un intento por dejar salir los deseos reprimidos y buscar la verdadera realidad, que se va develando poco a poco, a medida que la analizamos más de cerca, de igual manera que los personajes develan su verdadera realidad uno a uno al pasar por el. Tiene a su vez, un componente metateatral: hay que derivar el “teatro al aire libre” que quería representar el persuperficial para convertirse en un arma reveladora que deje ver los problemas de la sociedad y del hombre. Debe ser un teatro que incomode, que ponga en tela de juicio las convenciones y los poderes dominantes.

Es preciso aclarar, para entender la dimensión de esta obra, que en la época de Lorca el teatro que dominada era la comedia burguesa, un teatro comercial dirigido para un público, como su nombre deja ver, burgués. No presentaba complejidad en el plano estético, ni se ocupaba de temas complejos como el amor, la muerte, la rebeldía y la opresión. La cuestión está en que Lorca va a hacer su obra teatral marcada por un intento de renovación estética para lo cual toma determinados modelos de la tradición e intenta modernizarlos.

Para terminar es necesario aclarar que, más allá del valor de su poética, toda la vida de este escritor fue dedicada al arte. Asistiendo a reuniones literarias en el Café Alameda, uniéndose a la vida literaria madrileña, visitando teatros latinoamericanos o manteniendo correspondencia con otros poetas, dedicó su vida a enriquecer las letras españolas, a explorar nuevas posibilidades de la lengua. Los mayores intelectuales de su época veían en él la promesa de un gran futuro para la literatura española y su legado será esencial para aquellos jóvenes poetas que vendrán después.


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