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Isabel Mellado
Huesos y compases.
Por Administrador Publicado en Autores, Principales en 25 mayo, 2019 0 Comentarios
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Todo el contenido que sigue ha sido redactado por Marina Alcaraz Pérez, Inmaculada Anguís Perales, Mª del Carmen Binimelis Gonzálbez, Ángela Castañeda González, Carmen Jiménez Molero, David Pérez Medina, Anastasia Stamatoullas, Eduardo Valenzuela Romero, Inmaculada Valero Álvarez.

Biografía

Isabel Mellado es una autora chilena nacida en 1967 en Santiago de Chile. Es hija del poeta Carlos Mellado, el cual era presidente de la Sociedad de Escritores de Chile. Se le conoce como “la violinista que escribe”. Siempre ha estado rodeada, desde muy pequeña, tanto de la música como de la literatura. Su madre la apuntó al conservatorio ya que un día la sorprendió armando una orquesta de percusión con solo tarros de leche. Además, el instinto por la literatura le viene por parte de su padre, quien organizaba concursos de poesía en casa entre sus hijos con galletas como premio. Cabe decir que en su literatura la presencia de la música es fundamental.

A los 21 años se fue de Chile con la necesidad de perfeccionar el violín, conocer Europa y estar en Alemania, el país del que le hablaba tanto su profesor de música y gracias a una beca llegó a Berlín el 30 de diciembre de 1989. Tras pasar diecisiete años en Berlín, decidió establecer residencia en la ciudad de Granada. Isabel Mellado iba buscando un ambiente más cálido, menos frío, aunque sigue viajando a menudo a Berlín.

Entre sus obras literarias destacan dos libros, El perro que comía silencio, publicado en 2011 por la editorial Páginas de espuma y Vibrato, publicado en 2017 por la editorial Alfaguara.

El perro que comía silencio no se pensó como objeto para ser vendido, sino que la autora quiso hacer una novela polifónica, mezclando técnicas del drama y del humor: quería expresar cómo hacer música con el ritmo intercalando momentos dramáticos con momentos agradables, divertidos, mostrados todos a través de los instrumentos. Hay una tensión constante entre los dos instantes, el trágico y el placentero, animado. Cabe destacar que, en esta obra, el estilo parte de una musicalidad, tenemos frases muy cortas, con mucho ritmo.

Su segunda obra Vibrato, trata sobre la profesión de músico. Nos narra vivencias muy íntimas de una orquesta filarmónica. En ciertas ocasiones, podemos ver pinceladas de la propia vida de la autora en el personaje principal de su obra. Se compone de tres movimientos y la intención de la autora es descubrirle al lector el fascinante mundo de la música, sus enigmas, secretos y su belleza ante todo.

El mérito de esta autora estriba en ejemplificar cómo dos disciplinas, aparentemente distantes y diferentes, se pueden influir mutuamente, en este caso, la música y la literatura. Por una parte, el arte musical le concede ritmo a sus novelas, sus textos nos remiten a una especie de partitura musical por esta cuestión que ya hemos abordado del ritmo que despiertan sus líneas y por otra parte, la literatura le da el poder de expresar a través de las palabras todos los sentimientos que se conciben a través de la música.

Poética

Isabel Mellado entiende la literatura, al igual que la música, como un medio de expresión más con el que se puede llegar a la reflexión y a la extrema intimidad de los sentimientos. Como ella misma nos dice “la literatura ofrece una voz más propia, es atreverse a salirse de un pentagrama establecido y poder sacar una voz propia”. En este sentido, presta especial atención a la poesía porque “es la forma más directa de retratar, de intentar abarcar mucho en un espacio pequeñito. Está lo íntimo y lo grande. Con un pequeño verso se consigue llegar a lo íntimo y a lo global”. Entendemos entonces que toda su obra se vertebra dentro de esta lógica de la brevedad como sistema de concisión; no es cuestión de forma, sino de ánimo, de pulso. Es precisamente por ello que Isabel Mellado, en una mínima extensión –como sucede con los poemas, pero también con los aforismos o cuentos–, consigue enunciar un perfecto trabajo entre lo irreverente y lo reverencial. Tiene la capacidad de combinar lo lírico y lo sarcástico de la manera más dulce, y de introducir pinceladas de humor dentro de una tragedia habitada por acertijos que buscan una moraleja.

No obstante, Mellado nos cuenta que las claves de su poética están marcadas por dos vértices esenciales: la influencia de su padre poeta y la música. La música cruza toda su obra literaria pues apuesta por “la literatura hecha música y la música hecha literatura”. La música no solo le sirve de inspiración, sino que la lleva más allá y la inserta en la literatura permitiéndole mostrar la música clásica y el difícil panorama artístico en el que se trabaja. Se trata de una especie de sinestesia en la que escribe con el oído y con la imagen. Isabel comulga con la lógica borgiana que dice que el arte es saber convertir lo cotidiano en símbolos, en música; su experiencia como músico y su desarrollo al trabajar con el oído la dotan de cierta facilidad para crear imágenes a través de un lenguaje íntimo. La música es importante dentro y fuera del texto, y quiere mostrarnos este equilibrio entre música y lenguaje de una manera sencilla que nos permita empatizar con los sentimientos y sensaciones de los personajes. Así como ocurre en la vida, en la obra se combinan los momentos trágicos con toques de humor que minimizan esa grandilocuencia de la que ella misma ha declarado que huye. Por otro lado, sus personajes son construcciones complicadas, personajes que ella llama “Frankenstein” por ser un conjunto de varias cosas cuya única constante es la música unida a la soledad y la muerte. La representación más explícita de la soledad es el silencio y de algún modo, la música deja al descubierto la tragedia de los personajes. El silencio y la ausencia de palabra, y por tanto del engaño, surge de la conciencia de la falsedad del lenguaje. Las historias cercanas al surrealismo, el sentido del humor y el lenguaje íntimo y alegre que emplean los personajes, nos hacen ver que, aunque hablen con ternura e ingenuidad de sus situaciones, no ocultan la realidad. Aunque el libro está cargado de personajes solitarios estos son fuertes, como sus historias.

Con sus obras quiere mostrar un lenguaje musical no solo a los lectores con experiencia musical sino a cualquier tipo de lector y así, “desacralizar la imagen del músico”. Declara que se trata de unas lecturas “de crecimiento, desarraigo, y de integración” y por supuesto, “una forma de acercarse a la música de forma transversal”.

Podemos observar, además, que su obra está llena de sinestesias y uniones como la unión de la parte intelectual y la sentimental.

Su producción literaria comienza con una obra marcada por el surrealismo naif y los aforismos, hablamos de El perro que comía silencio. El silencio se entiende como una buena forma para pensar sobre las cosas. Se podría decir que casi ningún hombre tiene palabra, pero todos tienen silencios y eso es lo verdaderamente esencial como refleja esta obra. Encontramos una libre asociación y exploración de mínimas experiencias cotidianas que la autora concibe con la “lírica del absurdo”.

Los personajes aquí consiguen huir de la soledad a través del arte, la música o las palabras como medio de salvación de la oscuridad del día a día. Destacamos la importancia del tercer apartado de este libro titulado “Huesos”, donde compila aforismos, en el que aparecen imágenes escritas en prosa donde se presenta una visión personal, sorprendente y en ocasiones humorística sobre algún aspecto de la realidad, en este caso, ese resto que rodea a las demás historias.

En su otra obra, Vibrato combina la unión de los datos aparentemente autobiográficos de la protagonista, Clara, con datos inventados. Esta fusión parte de la idea de que Isabel Mellado considera la literatura como un espacio de apertura y de búsqueda más allá de lo real. En esta obra une, además, varias cosas como son el género epistolar, con dibujos, ensayos, etc. En este libro, nos da una de las claves de su poética y de su vida como es el concepto de “vibrato”, esto es, temblor voluntario o desafinación programada que produce belleza. Isabel Mellado no solo explora el terreno de lo íntimo y de lo musical sino que va más allá, y trata temas candentes en la actualidad como la conquista de terreno profesional de las mujeres dentro del mundo de la música y la controversia a las que se enfrentan en su día a día como músico, ya que, pese a ello, no llegan a los puestos de dirección.

Comentario de los textos

Quizá la característica más presente en los fragmentos de Vibrato y El perro que comía silencio aquí recogidos sea el vínculo de la voz narradora con la música, que va a constituir, en verdad, una auténtica obsesión.

Desde “Cero”, donde Mellado desautomatiza el proceso de nacer para asociarlo con la música, se hace alusión al sentido del oído: lo primero que hace la protagonista es escuchar, momento crucial en su vida en el que, por primera vez, reconoce los sonidos: “Fue sencillo adherirme a una fresca espiral de manchas que surcaba el aire. Sonidos los llaman. ¿Ayudaré a esas manchas a sobrevivir? Sí y al revés”. El compás aparece en este texto como una metáfora de la vida: a la voz narradora (que podemos identificar con Mellado) la extraen del compás materno cuando cortan el cordón umbilical: solo a partir de entonces comienza su primer compás. Otras lúcidas metáforas musicales que construye y cabe mencionar son la de la “sordina amniótica”, “los hijos como reverberación de los padres” o el tiempo como instrumento para “modular de tono”.

Asimismo, tenemos testimonio de la pronta relación con la música, tanto en ella como en su hermano, motivada por la figura de su padre, poeta y músico, en “¿Podría llamarse música?”. Sigue insistiendo en la relación entre música y vida a partir de los recuerdos de su juventud y su primer amor en “Dedos”: explica aquí su primera relación sexual, mediante una sucesión de metáforas relacionadas con la música (escuché su sonata”, “un concierto de tres siglos”: el lenguaje musical se manifiesta como el conducto para hablar de su intimidad y sus sentimientos) y la contrapone con el primer fragmento —si recién nacida era “cauta” y su actitud, receptiva como la de un espectador, ahora, apremiada por el deseo, “ejerce la urgencia”, su actitud es activa, como la del concertista, que ejecuta—.

No faltan las alusiones constantes al mundo de la música (especialmente clásica): abundan nombres de célebres compositores (Bach, Satie, Brahms, Telemann…) y elementos que circundan el mundo de la escena musical, como instrumentos, los aplausos del público, los conciertos, las partituras, etc.

A lo largo de los textos observamos que la música es un símbolo complejo que abarca la representación de muchos aspectos de la vida. Podríamos incluso establecer un paralelismo entre la identificación en Mellado de música y universo con la concepción analógica del mundo de las correspondencias de Baudelaire. La vida, desde la óptica de nuestra autora, funciona como un gran mecanismo armónico regido por la música y sus reglas. A modo de ejemplo, en “El concierto”, asistimos a la alienación de los individuos para fundirse en una colectividad: los concertistas (artistas individuales) pasan a ser la orquesta; cada uno de los espectadores conforma en conjunto el público; y finalmente todos se fusionan en “un tremendo coágulo sonoro”.

Otro rasgo que impregna los textos que aquí analizamos y que debemos poner de relieve es el surrealismo. Escenas oníricas, imágenes y recuerdos imposibles. “Cero” es el relato de un recuerdo que es materialmente imposible que tenga adherencia en la memoria de la voz narradora: el propio parto. Además, el texto está plagado de imágenes crípticas (“en silencio absorbí abundancias sin la sordina amniótica”, que viene a significar el primer contacto acústico con la realidad sin el filtro del líquido amniótico de la placenta). Elementos cotidianos son empleados para formar sorprendentes y elocuentes metáforas: “el mundo es un sonajero”, “mujer de voz fosforescente ofreció voluntad y pecho”.

Este que practica Isabel Mellado es una suerte de surrealismo naif que produce imágenes como “el sol era una ardilla”, “los enchufes bostezaron”, “recordar es ponerse calcetines usados y con agujeros”, en “Dedos”, o la animalización de los instrumentos en “Concierto”.

Es significativa también la importancia que Mellado otorga al lenguaje y la koiné cultural. En “Navidad”, la protagonista sufre un choque cultural que se desarrolla a través de la lengua, el alemán, y las tradiciones, distantes de las chilenas. La herramienta de la que se va a servir para dar testimonio de su propia experiencia como individuo multicultural es la ironía.

Mención aparte merece el fragmento de “Huesos”, que consiste en una serie de aforismos. Son estos una muestra clara de una de las cualidades principales de Isabel Mellado: la brevedad como sistema de concisión, mediante la que provoca ambigüedad y una apertura de los sentidos (“El placer es un instante que no ocupa tiempo”). Tiene cabida también el humorismo (con que nos puede evocar quizá a Gómez de la Serna, con un tono metafísico: “Los ancianos se vuelven más creyentes: Dios es acumulativo”, “La distancia entre Dios y el hombre es asimétrica”).

En definitiva, Compases y huesos evidencia una honda presencia de la música y la memoria. El universo es contemplado como una magistral sinfonía. Por medio de recursos surrealistas y haciendo un elocuente uso de la ironía, Mellado nos va a evocar un mundo construido en la memoria, conformada por recuerdos siempre distorsionados por el filtro de la música, condición innata en la voz narradora.

Bibliografía
____. Isabel Mellado publica su novela ‘Vibrato’: “En la música también hay abuso implícito” (11 de enero de 2018), Europa press. Disponible en: https://www.europapress.es/cultura/libros-00132/noticia-isabel-mellado-publica-novela-vibrato-musica-tambien-hay-abuso-implicito-20180111191026.html
____. [Canal Sur]. (14 de marzo de 2018). Andalucía al día Cultura| Isabel Mellado. [Archivo de vídeo]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=7jZVnRsiM0Q
____. [Me gusta leer TV]. (1 de septiembre de 2017). Isabel Mellado nos presenta su maravillosa novela “Vibrato”. [Archivo de video]. Disponible en:https://www.youtube.com/watch?v=x1iWhvYRc8I
Alemany, L. (16 de febrero de 2018). Isabel Mellado: “Una orquesta es una familia disfuncional”, El Mundo. Disponible en: https://www.elmundo.es/cultura/musica/2018/02/16/5a87156fe2704e86638b45ef.html
Castro, E. (11 de febrero de 2018). “Isabel Mellado: Vibrato”, El Imparcial. Disponible en: https://www.elimparcial.es/noticia/186653/los-lunes-de-el-imparcial/isabel-mellado:-vibrato.html
Corominas I Julián, J. (9 de marzo de 2011): “Surrealismo naïf en la época neutra: «El perro que comía silencio», de Isabel Mellado”, Revista de Letras. Disponible en: http://revistadeletras.net/surrealismo-naif-en-la-epoca-neutra-el-perro-que-comia-silencio-de-isabel-mellado/
Espejo, R. (2012). “El silencio come música”, Cuadernos Hispanoamericanos, 731.
Mantilla Ruiz, J. (22 de abril de 2018). “Isabel Mellado y Leonor de Recondo: dos novelistas con violín”, El País. Disponible en: https://elpais.com/cultura/2018/03/26/actualidad/1522080203_503343.html
Ollero Súnico, Ana (2011): “Silenciosas palabras musicales”, Letral: revista electrónica de Estudios Transatlánticos, 7, 195-197.

Lee la entrevista a Isabel Mellado en pdf


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